Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2010

Sembrando Ideas

Nolan ha trabajado y se nota. Su puesto, demarcado en la diferencia de criterio, en el control del argumento, en la más simple y pura inteligencia, ha echado sal alrededor suyo, meado en las esquinas de su hipotética oficina, y marcado distancia de lo que Hollywood ha hecho últimamente. Su más reciente película, Inception, se despega de la cartelera y flota por allí, iluminando el pasillo, porque es ese el futuro de Nolan, un pasillo que a pesar de sus éxitos no ha tocado el techo ni se ha tropezado con un bache escondido en la alfombra roja. Esta extraordinaria película se desarrolla en el subconsciente humano. Una matemática relación entre piezas pegadas con lógica y engranadas una con otra en una realidad tan increíble que el sentido de la paradoja parece perfectamente claro en este laberinto. Eso es Inception. Un laberinto urbano, contemporáneo y conceptual que no oscurece. La experiencia del cine, sin embargo, se me tornó a visita de médico. Ya de Nolan esperar otra cosa es perder

¿Qué hizo Herrera Luque para merecer esto?

Las voces, tratadas con desatino, pocas veces han sido dispuestas a la malformación de expectativas, como el que dijera que esta es la mejor película de la historia del cine venezolano, como la libertad de quienes la ostentaron para quitarle la libertad a otros, como lo hizo Luis Alberto Lamata en este intento por encumbrar el relato de uno de los personajes más funestos de la historia venezolana, y que al mismo tiempo, tal y como lo reflejara el mismo protagonista, Juvel Vielma, fuera una cumbre puesta en la ficción. José Tomás Boves es fascinante, desde cualquier punto donde se mire, y su historia, esa que narró con virtuosismo Francisco Herrera Luque en su novela “Boves, el Urogallo”, es una oda a la más honda raíz de lo que somos como venezolanos. Este libro reposa benigno en el rincón de la colección que formo con reverencia de este autor en mi humilde biblioteca, y pocas veces he recibido de una lectura tal excitación. Los elementos visuales y dramáticos plasmados en esas páginas

Taxistas obligados a callarse por clientes furibundos

***Si al montarse en una de tantas unidades vehiculares para trasladarse a su destino rápida y cómodamente, no le dirija la palabra. Puede ser expulsado de la misma J. Gregorio Maita Javier Martínez, presidente de la Asociación Nacional de Taxistas en Guayana, Asonatax (Cápsulas), en rueda de prensa informó sobre el establecimiento de un régimen de “Ley del Hielo”, tan popular en novios arrechones, para con los usuarios. La medida es un llamado de protesta al alto contenido de conflictos generados por choferes, que en su buena fe intentan encaminar una conversación con las personas que ocupan momentáneamente sus vehículos, ya sea sobre el Magallanes, o los gloriosos Leones del Caracas, algún tópico religioso, o un asomo chavista o antichavista, para que se prenda una soberana flatulencia. -Muchos de nuestros asociados han recibido una incontable cantidad de mentadas de madre, cuestión que ha llamado nuestra atención debido a que no es justo que con todo el calor y las col

Bergman en “Persona”

Aquel anciano meditabundo se desvistió un día por puro remordimiento de conciencia. Hablo de esa historia que por muchos años escondida se añejó en un guión magnífico que vino a flotar entre su pesar y su retiro. Ingmar Bergman abandonado en una isla de su país vino a manifestar su dolor, su culpa, su responsabilidad remota y tan allí, en medio de folios marcados con tinta, se acercó a quien fuera su tercer esposa, la actriz Liv Ullman, para que hiciera con semejante confesión lo que le diera la gana. Y así lo hizo. He visto Persona, película cumbre de este director sueco, y en ella descubro el núcleo de todo un lenguaje ya visto en otros directores. Creo poder pecar de ignorante ante quienes sepan más del tema que yo y lean esto, pero puede ser esta película, cargada de una intención y subtexto magnífico – ese montaje experimental que nos la introduce fue perfecta antesala -, la referencia y a su vez una forma referencial de otros. Vi a Kubrick en ella, a Tarcovsky, a Lynch, a Aronosv

La Tonada como inercia cultural

“La cultura popular tiene amigos a montones, pero en ella se colean los zorros y camaleones” Estrofa de una canción popular Simón Díaz ha muerto. No es una morbosa cuestión mía el que lo mataran mientras estaba observando por el rabillo del ojo un partido de fútbol y los comentaristas soltaran la bomba para desmentirla después. Exploté con ella. Me vinieron tantas cosas a la mente, como molestarme airadamente con el presidente de la república si no declaraba luto nacional por lo menos cinco años con todas las banderas habidas y por haber a media asta. Las cosas que no hice o dejé de hacer al atender a su primogénito – Simón Díaz Jr. – cuando vino a hacer su programa de música venezolana aquí en Guayana. Esa influencia, ese conglomerado de coplas, símiles y metáforas desafiantes, literariamente conectadas con una poesía más allá del yo, más allá de los ojos de los hombres de escritorio y ciudad aglomerada. Simón Díaz ha muerto como insigne venezolano, y recordaba su programa, do

Viva la Ilustración

Alguna vez se me ocurrió una idea. Llevarla a práctica por mis propios medios era, más que ilusorio, una completa locura neandertal. Hacerla entre varios equilibraba la cosa en el sentido amorfo de la distribución de la locura y la pena del ridículo. Guayana, conformada ayer y hoy por trovadores del cabizbajo modelo de la economía de puerto, no ha encontrado mayor estimulación económica que el de la actividad minera. Por eso, el tan sólo ocurrírseme semejante cuestión de una cinemateca para esta ciudad, en la que habita casi el 70 por ciento de la población del estado Bolívar, implicaba ya un riesgo arrollador, y considerando mi carácter atropellado no podría tener más dignidad conmigo mismo que indagar. En lo cochino de la respuesta veo el trasfondo de la realidad cultural de mi país, adquirida ya la personalidad de la dejadez y el desencanto. Al encargado de esos menesteres le asomo la sugerencia, y su respuesta no fue otra que asumir que como eso existía en Ciudad Bolívar – que ti

El Silencio de las Ramas

Año 2034 ¿Ya volteaste a la ventana? ¿Te llama el viento, la lluvia gorda, el espeluznante sonido de las loras detrás de la pared escalonada de tú laboratorio improvisado? ¿Es el barranco de rocas bañadas en vapor lo que nace a metros de diferencia del amanecer dándote el aviso? Era ya el colmo del descuido, en tus invenciones cotidianas, hallar la manera de cambiar el mundo. ¿Preocupado por el mundo o por el periódico que no sabes si comprar por no tener la más mínima idea de qué día es? La maquinaria y el sonido disimulado del experimento. Tevines (marca registrada por la Corporación Hipermedia C.A.) listos, conectados a un sinfín de dispositivos inalámbricos pues la era del cobre a expensas del planeta fue convirtiéndose en una conducta moderada de utilización de recursos (aplica a todos los demás). Te tiembla el pulso, no por el café o el momentáneo nerviosismo, cosa genial que te derrumba al suelo del hombre que eres y que ahora piensas convertir en los anales de la historia huec

La pantalla desentendida

Una niña con ojos tiernos se debate entre la duda y la esperanza. Su madre, avezada probablemente en los métodos clásicos de crianza donde las historias crean vínculos cercanos entre la fantasía y la realidad, establece un acuerdo ya tácito como las circunstancias con la bioanalista, donde en una esquina departen en una conversación sumamente corta, tan corta que la niña apenas se da cuenta de lo que sucede. La expectativa es que se quede quieta, el pinchazo no duele. A lo largo de nuestras vidas las experiencias cercanas a la mentira nos encuentran descuidados en cada esquina. El proceso de crecimiento en un país como este, tan alejado de la verdad como las estrellas, por demás incierto, sin que la redundancia sea disculpa, está para nada distanciado de los principios que se nos muestra en las películas que hemos visto desde niños. La ironía con que Bart Simpson remeda al famoso ratón de la “perversa corporación” Disney es tan sólo un bocado. Disney , entre todo el mundo de fantas

Días de Prensa

Si tuviera que calificar de alguna manera mi relación con la señora Carmen Carrillo, tendría que llegar a la definición de lo egocéntrico, cosa por demás detestable en mi pues poco hago por sobre valorar mi imagen, más allá de aquello que puede ser revisado, no tan a simple vista, por aquellos que alguna vez me han conocido. Esa extrapolación del “Yo”, tan primerísima primera persona, es la connotación más exacta que pudiera emitir entre un personaje tan respetable como la periodista que fungiera de jefa directa en mis pocas semanas de trabajo en El Diario de Guayana. Ella, dentro de su formalidad acomodada, se revestía de una impetuosa serenidad, dada ya pues por los casi treinta años de experiencia, tan sobados y repetidos en nuestras cabezas. La señora Carmen Carrillo, en aquellos puntos en los que se hacía inevitable la comparación o la simple evaluación, aplicaba su máxima de “No te sientas mal, que esto es producto de casi treinta años de experiencia”. Es aquí donde el centro se