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Taxistas obligados a callarse por clientes furibundos

***Si al montarse en una de tantas unidades vehiculares para trasladarse a su destino rápida y cómodamente, no le dirija la palabra. Puede ser expulsado de la misma

J. Gregorio Maita

Javier Martínez, presidente de la Asociación Nacional de Taxistas en Guayana, Asonatax (Cápsulas), en rueda de prensa informó sobre el establecimiento de un régimen de “Ley del Hielo”, tan popular en novios arrechones, para con los usuarios.

La medida es un llamado de protesta al alto contenido de conflictos generados por choferes, que en su buena fe intentan encaminar una conversación con las personas que ocupan momentáneamente sus vehículos, ya sea sobre el Magallanes, o los gloriosos Leones del Caracas, algún tópico religioso, o un asomo chavista o antichavista, para que se prenda una soberana flatulencia.

-Muchos de nuestros asociados han recibido una incontable cantidad de mentadas de madre, cuestión que ha llamado nuestra atención debido a que no es justo que con todo el calor y las colas que nos tenemos que calar, para que de paso venga alguien a nombrarnos de manera grosera a nuestras progenitoras por el simple hecho de decir algo con lo que no están de acuerdo, y de paso que lo hacen muchas veces en la pata e` la oreja de uno sin tomar en cuenta que eso aturde.

Martínez, con lágrimas en los ojos, exhortó a las autoridades a tomar medidas en el asunto, eso sí, “que no se pongan a estar pidiendo carnet de taxista porque eso no forma parte de la cultura venezolana.”

-Ahora tenemos con esto una gran cantidad de problemas que hacen que nuestros taxistas manejen de una manera no tan adecuada – sí, claro -, pues el estrés es una vaina seria.

Añade Martínez que debido a la crisis económica, la necesidad de la población y de los mismos taxistas, hace del ejercicio de la profesión un “matrimonio a juro”, por lo que tantos unos como otros deben seguir teniendo una relación, pero ya sin la relajante interacción de la habladera de paja.

-Una vez se me ocurrió decirle a una señora – explica Ramón Medina, taxista afectado emocionalmente por la situación – que el socialismo era una doctrina político económica que tenía cuatro vertientes: la utópica, la cristiana, la científica de Marxs y la revisionista de la cual deviene el famosísimo Estado del Bienestar, y sin más me deseó que el diablo me lleve, como a Popeye, tirándome encima el café caliente que tenía.

Profesionales de todas las áreas forman parte de este tan importante sector de la economía, por lo que un baluarte de la educación en el país puede perderse.

-En más de una ocasión – añade Martínez - hemos resuelto problemas gravísimos de la vida de nuestros clientes como tesis de grado y uno que otro parto repentino.

Algunos usuarios, consecuentes con el trabajo de los choferes, profieren palabras de consuelo y dolor, pues para ellos, en medio de la soledad tan en boga en estos tiempos de rapidez multimedia, muchas veces la palabra de un amigo taxista es consuelo.

-Yo que soy una madre cuyo marido – cuenta Dolores García, clienta fija del servicio – a veces se pierde, porque yo sé muy bien que ese degenerado perro sucio y muérgano tiene otra familia por ahí escondida, como si uno fuera bolsa para no darse cuenta – llora profusamente – de los desgraciados que son. En más de una ocasión – se suena los mocos – una, tan sola que anda en la vida, porque no sólo por el hecho de estar casada uno va a tener compañía, porque andar con el marío mío es como andar con un policía que lo que vive es dándole órdenes a una como si uno fuera una lavadora – hipea la señora García -, usted no sabe lo bien que una se siente cuando se monta en un taxi, que eso fue lo que me pasó en estos días cuando me puse a seguir al marío mío cuando se fue pa` la casa de la bicha esa que tiene por un barrio que ni siquiera me acuerdo del nombre para que no me de rabia, ¿sabe?. El pobre taxista se ha puesto a consolarme, a hablar con una porque eso es lo que uno necesita. Alguien que lo escuche.

El gremio, representado por Martínez, quien ganara las elecciones el año pasado por un amplio margen de abstención, se dirige a la opinión pública para reflexionar sobre el alto grado de perdición que tiene la tolerancia, sobre todo en una época donde la misma debería, digo yo, ser la norma (¡carajo!).

-La sociedad debe darse cuenta que somos algo necesario. Con lo maluco que es el transporte en Guayana, por ejemplo, nosotros formamos parte fundamental de la vida diaria, y exigimos respeto, y que se nos tenga un poquito de paciencia.

Algunos usuarios, por el contrario, han mostrado satisfacción con la medida, debido que algunos taxistas se han dado la tarea del adoctrinamiento político, religioso o alguno de cualquier otra índole.

-Muchos de ellos – reclama Julio Ochoa, usuario a juro – agarran y nos ponen regaetón. ¿Y si a la gente lo que le gusta es bolero o heavy metal? Entonces uno se tiene que calar los gustos del taxista, porque es su carro y él es bravo o es familia de no sé quién. ¡No señor! Habría incluso que buscar la manera de hacer una separación entre la parte de adelante con la de atrás para que no haya ningún contacto. Si acaso una rendijita para uno darle los reales.

También han anunciado un grupo de usuarios la exigencia del uso de taxímetros, para que los taxistas tengan unas tarifas más acorde con las necesidades de los clientes.

-Eso es imposible en este país.

-¿Por qué?

-Porque simplemente no se puede compadre. Eso es imposible. No me pregunte porqué – encoge los hombros Martínez – pero las cosas son así y eso es muy difícil cambiarlo.

La realidad en Guayana se ha visto perturbada por esta situación, por lo que se le advierte a los ciudadanos que de ahora en adelante, cuando vayan a montarse en un taxi, piensen bien en las consecuencias de abrir la boca para hablar pendejadas.

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