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Mostrando entradas de febrero, 2010

La pantalla desentendida

Una niña con ojos tiernos se debate entre la duda y la esperanza. Su madre, avezada probablemente en los métodos clásicos de crianza donde las historias crean vínculos cercanos entre la fantasía y la realidad, establece un acuerdo ya tácito como las circunstancias con la bioanalista, donde en una esquina departen en una conversación sumamente corta, tan corta que la niña apenas se da cuenta de lo que sucede. La expectativa es que se quede quieta, el pinchazo no duele. A lo largo de nuestras vidas las experiencias cercanas a la mentira nos encuentran descuidados en cada esquina. El proceso de crecimiento en un país como este, tan alejado de la verdad como las estrellas, por demás incierto, sin que la redundancia sea disculpa, está para nada distanciado de los principios que se nos muestra en las películas que hemos visto desde niños. La ironía con que Bart Simpson remeda al famoso ratón de la “perversa corporación” Disney es tan sólo un bocado. Disney , entre todo el mundo de fantas

Días de Prensa

Si tuviera que calificar de alguna manera mi relación con la señora Carmen Carrillo, tendría que llegar a la definición de lo egocéntrico, cosa por demás detestable en mi pues poco hago por sobre valorar mi imagen, más allá de aquello que puede ser revisado, no tan a simple vista, por aquellos que alguna vez me han conocido. Esa extrapolación del “Yo”, tan primerísima primera persona, es la connotación más exacta que pudiera emitir entre un personaje tan respetable como la periodista que fungiera de jefa directa en mis pocas semanas de trabajo en El Diario de Guayana. Ella, dentro de su formalidad acomodada, se revestía de una impetuosa serenidad, dada ya pues por los casi treinta años de experiencia, tan sobados y repetidos en nuestras cabezas. La señora Carmen Carrillo, en aquellos puntos en los que se hacía inevitable la comparación o la simple evaluación, aplicaba su máxima de “No te sientas mal, que esto es producto de casi treinta años de experiencia”. Es aquí donde el centro se