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Mostrando entradas de marzo, 2009

El Sueño profundo de Amaranta

a María Fernanda por su nacimiento Trinaba el óxido de la ventana saliente y azul, marcada con los bordes de las cortinas deformes que una vez ocuparon frente a ella un humilde espacio, bamboleante como queriendo decir “no”, descansaba en sus bisagras taciturnas los tactos del tiempo rancio, añejo, pareciendo esperar que el ruido de su tortuoso óxido las callase de una vez, para así evitar el trino altisonante del desgaste. Crujía a su derecha, siguiendo el compás molesto, la vieja y olvidada mecedora compacta que parecía bailar sobre sus vaivenes después de repetir su función desechada desde los primeros años. Encontrábase de frente al pasillo oblongo de paredes estrechas y mohosas, cuya pintura caía sola al rozar del viento, formando una uniforme alfombra compacta, olor a cal y humedad, a lo largo de su manchado piso de terracota. Más allá del fondo despedíase el aroma desproporcionado de la candela, bajo el fogón, encima del budare, para la solitaria arepa vespertina de costum

El Estorbo

El padre en su contrariedad déjole en santa herencia una reflexión. Ahora que los cantares vaporosos de las máquinas bulliciosas se acumulan en el aire eco saltando controles de albaceas esparcidos por doquier que frente a su ventana se divierten en su actividad rutina que sin estorbo ni reparo realizan cual máquinas bulliciosas. Soltaba la décimo quinta lágrima, con sus labios en contracción estertorosa de vez en cuando y el recuerdo viene y trae males al corazón. Ellos en sus actitudes diferenciadas se hacían distantes salvo en pequeños bellos momentos de alma libre. A veces, en los días de gloria, le decía a su hijo que era igualito a su papá. Aquella arenga llenaba los vacios del resto de los indiferentes y manifiestos actos de desagravio sufridos en su infancia. Pero había uno en especial. El viejo acostumbraba a leer para respirar tranquilo en los verdes pies que la naturaleza le cobijaba. Una sombra divina y repleta de rayos diminutos le proveía de un tono exacto para la buena l