Busco, busco, busco. No encuentro a la niña, no encuentro a la niña. Era así de pequeña, me llegaba por la cintura más o menos. Señora, señora, ¿no ha visto a una niña así de este tamaño? De ojos grandes y pelo liso castaño. Blanquita ella. Muy bonita. Mi niña, se me perdió. La tenía al lado mío y se me fue sin que me diera cuenta. Y el río suena y yo creo que se fue para allá porque le hacía gracia el río. Le dije, le dije varias veces que el río es bonito pero de lejos. El río es así mamita, le dije. Incluso le acerqué la manito para que lo tocara, pero con cuidado. Ella con calor. Todos con calor. Ella quería meterse al río. Hay gente alborotada en la orilla. Yo corro, corro y corro pensando, rogando encontrármela en el camino. No está. No la veo. Le pregunto a los vigilantes. Reportan por radio una niña que se me perdió. Qué le voy a decir a la mamá. Qué le voy a decir a mi esposa. Que se me perdió la niña. Ni de vaina. Si no encuentro a la niña o me matan o me mato. No hay de otra