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Mostrando entradas de febrero, 2008

Futuro

Había un cuerpo inerte que se dislumbraba despacio en la costa. Aquella orilla desplegada a lo largo del valle taciturno cambiaba de colores pálidos a tenues manchas oscuras al paso del día y la tarde, cuando las sombras colmadas de las montañas alcanzaban la longitud correcta. Una tensión ronda las manos del cuerpo que ya dejaría de flotar entrando el amanecer. Sus ojos se dibujaban entre los ires y venires del agua en su marea con córneas blancas como la cal, y sus retinas castañas permanecían abiertas al extraño pasar de las voladuras de cabello que sumaban desastre al cuadro doloroso. No, no estaba muerto. Era una curiara tremebunda que veloz subía contra corriente y que poco tenía que ver con el solitario espectáculo. Habían moscas y una puerta verde de entrada silente. Aquellos árboles se movían al sonido del viento que silbaba una canción inteligible. El cuerpo tenía un alma todavía temerosa que temblaba de frío en el espectro de la curiara ya hundida. Habían recorrido la distan